“LOS AÑOS NO PASAN EN VANO”

La fría noche del jueves no impidió que Mendoza se acercara al Auditorio Ángel Bustelo -cuyas puertas abrieron faltando quince minutos para las nueve- para disfrutar del show que el grande y eterno Fito Páez brindo para las personas que colmaron el lugar. Un Fito hondo en un estado de entrega absoluta y con muy buen humor que ofreció un concierto íntimo y a la vez efusivo, repasando su exitosa carrera.

Un Bustelo lleno, expectatnte, un escenario oscuro y oculto. Al dar las 22:15 el gran telón negro que cubría todo se abrió paso con los sonidos de un solo de piano y el hombre de traje negro comenzó la función.

"Rodolfo", su álbum número veintiuno y última producción discográfica fue el leitmotiv de la noche sin artificios ni agregados, solo el impecable sonido de su voz y su piano. " Después de tanto tiempo de locura quería hacer un disco así y presentarlo estando yo y mi piano" de esta manera, describió Fito la experiencia.

“Canciones que cuentan distintas formas de amor” dijo Fito, y comenzaron las primeras notas de Waltz for Marguie, dando vía libre para demostrar sus cualidades como pianista. Siguieron “Eso que Llevas”, “Si es Amor”, “Sofi fue una nena de papá” –una fuerte historia con una profunda crítica social a la violencia y a la marginalidad- y “Vas conmigo”.

Los aplausos aumentaron cuando entró en la escena Coki De Bernardis (líder de Coki & The Killer Burritos) para hacer la peculiar “El fantasma caníbal y la niña encantada de Ciudad del Cabo”, una historia inspirada en un cuento del escritor Edgar Allan Poe. El repertorio continuó con “Dos días en la vida” y “El cuarto de al lado” acompañada de los divertidos comentarios del músico que interactuaba con el público mendocino explicando el contexto en el que habían surgido algunas de sus obras y cuales eran sus fuentes de inspiración.

Peculiar fue el caso del tema que continuó: “Cae la noche en Okinawa” de su último disco, una preciosa melodía que tradujo en música la emoción que le había generado a Páez contemplar una imagen de la fotógrafa japonesa Suzuki en donde se retrataba un amanecer en las playas de la ciudad que le da nombre a la pieza.

Siguieron “11 y 6”, “Circo Beat”, la siempre actual y autobiográfica “Al lado del Camino”, “Tumbas de Gloria”, “La Rueda Mágica” y “Un Vestido y un Amor” con un Fito de buen ánimo y sorprendido por los coros del público “Mendoza canta muy bien” ,dijo entre sonrisas. Otra historia de mucho lor llegó de la mano de “Las Tardes del Sol, las Noches del Agua” que relata un caso real de un exorcismo en Villaguay.

El escenario se volvió a encontrar con la presencia del líder de los “Killer burritos” que acompaño a Páez en “Polaroid de locura ordinaria” inspirada en el libro de Charles Bukowsky “La chica más guapa de la ciudad” .

Muy emotiva fue “Ciudad de pobres corazones”, el siguiente tema para el cual Fito abandonó por un momento el piano y tomó su guitarra arrojando una versión que mantuvo intacta la rabia esencial con la que fue concebida.

Ya sobre el final y en un clima de total euforia, cerró su repertorio con “A rodar la vida” ante un público que pedía más. Y sus deseos fueron órdenes: “Y dale alegría a mi corazón”, “Dar es Dar” y “Mariposa Technicolor” entre otras, conformaron el generoso bis con el que el rosarino cerró su presentación en la provincia.

La ovación, la euforia y tantas otras sensaciones emanaban en cada tema, en cada estrofa y fue imposible quedarse en los asientos y no aplaudir de pie. Y a pesar de que el tiempo haya dejado gusto a poco, es sólo la consecuencia de la intensidad y el disfrute de una noche única

No se necesitó más que eso : Un Fito Páez entero, muy prolijo y consolidado, un fondo negro que se iba mezclando con proyecciones que armonizaban cada canción, luz tenue y ninguna extravagancia. A veces lo sobrio y lo clásico es lo justo para poder decir lo clave y lo íntimo y eso se logro a la perfección.

Con una organización impecable "OFFSIDE" construyó un contexto propicio para que solo Páez y su público terminaran todo lo demás. Un show tranquilo y sin disturbios de ningún tipo, un sonido limpio y contundente y un despliegue de un numeroso personal que mantuvo la coordinación de cada detalle.

Sin lugar a dudas Fito Páez paso sólo unas horas pero la estela dejó ganas, dejó emoción y añoranza en una noche de jueves donde un Bustelo de pie despidió y agradeció una vez más, al grande e inconfundible señor de traje negro.

Nota: Albina Cabrera y Mariana Horno

Fotos: Mariana Horno

Para La Mirilla del Audiovicio

Escuchá un poco de lo que comentaba Fito...

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Y ..."que bien que canta Mendoza"
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