De músico a músico: Cautiverio

Hoy intentamos una nota distinta. Un músico fue de enviado especial de la Mirilla a presenciar un show de una gran banda local. Una crítica diferente, desde los ojos y las palabras de alguien que suele estar del otro lado de las notas.
En este caso Nacho Muñoz, bajista de Tobogán y Shimins escribe sobre el Show que brindó Lemotive el pasado viernes.
Sientense, y disfruten...


Son las 22.30 de una fría y lluviosa noche de junio, en el hall del Quintanilla hay cientos de fotos en cada pared y algunas gigantografías colgando. La gente habla, hace sociales, y hasta algunos impacientes empiezan a aplaudir para apurar el evento.

Sin otros contratiempos se empieza a escuchar un latido, y a cambiar las luces del lugar, una voz en off da una introducción de lo que está por empezar.

La gente empieza a entrar al teatro, las luces apagadas, las cortinas abiertas , se dejan ver los instrumentos y 4 monjes (o algo del estilo) parados en el medio del escenario, pasan algunos minutos hasta que nos damos cuenta que al costado del escenario hay un pianista, empieza el show, sólo el piano y la expectativa de la gente.

De a poco entraron los Lemotive y desde este momento, simplemente me deje llevar por las sensaciones, sin pensar tanto sino dejando que la música e imágenes hablen.

Los primero 15 minutos del show son instrumentales, honestamente me sorprendí mucho del sonido de la banda en vivo, no porque dudara de lo talentoso de los músicos y lo bien trabajado de cada canción, sino porque el sonido se acomodo en los primeros temas y se podía disfrutar cada instrumento, con potencia y muy buena definición.

La potencia con la que empezó el show fue sorprendente, canciones muy bien elaboradas, creo que en este sentido demostraron por que fueron reconocidos como mejor banda de rock en los premios Zero 07, aunque decir esto sea atentar contra mi propia banda.

Creo que sería una falta de respeto que sólo hablara de la música, que fue central, pero estuvo muy bien acompañada por todo lo visual, danza, actuaciones y músicos invitados.

Todo el escenario estaba cubierto por las proyecciones del VJ que dieron concepto a todo el show, los que bailaban, los actores, pero a mi entender lo más impactante fueron los músicos invitados.

Lo primero que me impresionó fue escuchar Micro Cuts de los ingleses Muse, con la cantante y actriz Daniela Bajuk, que fue un momento muy fuerte en el show. Sin dejar de lado las canciones que tocaron Jonah, Mauricio y Diego Valente.

Personalmente me gusta mucho una canción en particular de la banda, así que no voy a dejar de decir que a mi entender fue el mejor tema con voz: “Hoy Nada”, totalmente recomendable.

Con seguridad les diría que mientras escuchaba los temas instrumentales y veía las imágenes, no dejaba de pensar que realmente era un producto de exportación, hacia mucho no veía una obra conceptual musical en la escena mendocina, y no creo que nadie que haya pagado la más que módica entrada se haya ido decepcionado. Fue una hora y media en que el teatro – repleto, por cierto – no saco los ojos del escenario.

Creo que si quisiera describir todas las sensaciones que me trasmitió el show estaría escribiendo por horas, y aunque honestamente tengo muchas ganas de poder explicar lo que para mi significó Cautiverio, no tengo el tiempo.

Voy a resumir todo lo más posible, porque realmente salí con muchísimas ganas de cumplir con la misión que me dieron en la Mirilla y contarles a todos sobre el recital.

La entrada al teatro me dejó con una sensación de desolación terrible, las imágenes muy fuertes, lo musical… impecable, la puesta en escena y la producción dignas de destacar, personalmente creo que hubo hasta una pequeña exageración de recursos, tal vez hubieron cosas que se pudieron obviar, pero sería necio negar que el viernes vi uno de los mejores espectáculos artísticos del año.

Por Nacho Muñoz
Para La Mirilla del Audiovicio